Una altitud de más de 2.165 metros sobre el nivel del mar, una larga y tortuosa carretera capaz de marear al conductor más experto y unas vistas de los Alpes estremecedoramente bellas. Con estos ingredientes se cocina uno de los rincones más espectaculares de Suiza: el puerto de montaña de Grimsel, en alemán Grimselpass.
Esta carretera conecta las localidades de Innertkirchen, perteneciente al cantón de Berna, y Gletsch, del cantón del Valais. En lo alto de este pasaje de montaña se traza la línea divisoria entre las cuencas fluviales del Rin y el Ródano (de hecho se encuentra muy cercano al nacimiento del río Ródano). A unos kilómetros metros antes de alcanzar la cima se extiende el lago glaciar de Grimselsee, otra maravillosa postal alpina que hace detener el coche a casi todos los turistas.
Pero para mucha gente no son los paisajes el gran reclamo de Grimsel, sino la propia carretera que conduce hasta él. Así es, esta ruta de montaña abierta al tráfico en el año 1894 tiene una longitud de 33 kilómetros y posee un marcado desnivel del 10%.
Otro de los lagos más famosos del ascenso al Grimselpass se ubica en la misma cima: el Totensee (Lago de los muertos), cuyo nombre procede de la época de las Guerras Napoleónicas. Otro punto destacado en esta excursión es el Grimsel Hospiz, una posada mencionada ya en antiquísimos documentos históricos del siglo XII que fue transformado en un acogedor hotel hace pocos años. Des de sus balcones se disfruta de una hermosa vista al lago y al monte Lauteraarhorn. Un regalo que compensa el fastidio de las mil y una curvas de la carretera.